jueves, 28 de febrero de 2008

Fumando en los Barcos





Cualquiera que haya navegado conoce que existen múltiples restricciones al vicio de fumar a bordo. Desde que el tabaco ingresó al viejo mundo de la mano de Sir Walter Raleigh, se crearon múltiples reglamentaciones respecto a fumar a bordo; la más ostensible fue no fumar en la Santabárbara. La llegada de la propulsión autónoma, y por ende, eventualmente, de los combustibles líquidos, determinó que no se pueda fumar durante las maniobras de combustible, o que se restrinja el "vicio" a ciertas áreas del buque. El auge del submarino complicó aún más las cosas: el aire es uno de los activos mas preciados del submarinista convencional; más aún existen incluso razones de confort que indican no fumar dentro de un submarino (si bien a esta regla hay excepciones, dadas generalmente por el tipo de submarino). Pero lo cierto es que en la Segunda Guerra Mundial, los submarinistas alemanes tenían pocas opciones para fumar a bordo. La regla general era que estaba prohibido fumar dentro del "cigarro" e incluso dentro de la vela. Los tripulantes se apiñaban de a tres o cuatro en una pequeña saliente a popa de la vela, expuestos a los elementos. Los submarinistas lo llamaban, jocosamente, el wintergarten (jardín de invierno). De más está decir que, pese a que por razones culturales gran parte de los tripulantes fumaban, ello era visto, a lo sumo, como un "mal necesario" para mantener alta la moral de la tripulación en los largos y extenuantes viajes de presa de la Kriegsmarine.
El U-124 en Navegación. (Bundesarchiv) Con este cuadro de situación se encontraba el U-124 (Submarino Oceánico Tipo IXB), al mando del Kapitänleutnant (equivalente a un Cap. de Corbeta en la ARA; llamado kaleu a bordo) Georg-Wilhelm Schulz. Este destacado oficial (condecorado con la Cruz de Caballero o Ritter-Kreuz) se encontraba en una de sus patrullas, al alcance de la aviación aliada, cuando recibió, a mediados de Marzo de 1941, una espeluznante noticia: su motor de estribor había comenzado a fallar. La causa de esto era debida al desgaste prematuro de sus kolbenringen -rulemanes- en el motor. Esta falla era de imposible reparación a bordo, pues no existían repuestos suficientes. El kaleu decidió actuar con cautela, hasta que el 22 de Marzo recibió una noticia aún peor: el motor de babor tenía el mismo problema. Ergo, su buque se encontraba sin propulsión y a merced de la aviación aliada.
El Edelweiss símbolo del U-124. Fue previamente del U-64.sus sobrevivientes tripularían el U-124.Evitando ser presa de la desesperación convocó a su LI -oficial ingeniero-, el Oberleutnant zur See Ing. -equivalente a un Teniente de Navío Ingeniero en la ARA- Rolf Brinker. Tras un intercambio de gritos, en el que el LI intentaba convencer al kaleu de la imposibilidad de reparar los motores sin rulemanes, Schulz le espetó: -Pues consiga rulemanes y repare mis motores. Brinker se alejó, entre enojado y cavilativo. No era la primera vez que tenía un encontronazo con un oficial de mar (cuerpo comando). -"Si sólo ellos supieran que a una máquina no se le puede dar órdenes". Entregado a sus pensamientos, el LI estrujó el paquete de cigarrillos que tenía en su bolsillo... Entonces tuvo una idea: podría construir los rulemanes a partir del papel metálico de los paquetes de cigarrillos. Se requisaron todos los papeles de cigarrillos (aumentados luego por las existencias de papel de chocolate) y se comenzaron a moldear, capa por capa, con infinita paciencia, los rulemanes de reemplazo. El 28 de Marzo el U-124 tenía a sus dos motores en condiciones operativas. Los rulemanes "de circunstancia" habían resistido las más duras pruebas y el submarino continuó con su crucero, regresando sin novedades a su base en Europa. Al LI lo esperaba una Cruz de Oro por su mérito profesional.
Cigarrillos Alemanes de Época. (Cortesía "Der Truppenslatter" http://www.truppensattler.de/)

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